martes, 13 de enero de 2009

AnaLiliaGarza Tema 11

Actitudes del educador en educación moral

· La actitud del educador es un componente esencial en el proceso de formación moral.
· El éxito o fracaso de un proceso educativo reside en el modo como lo lleve a término el educador. Poco puede hacer una buena selección de contenidos y una adecuada secuenciación si el educador que pretende transmitirlos no lo hace poniendo en tal empeño un conjunto de disposiciones y actitudes personales positivas.
· El tacto del educador será una de las condiciones esenciales en la obtención de un buen clima de debate, y al fin en el logro de éxitos educativos.
· Resulta clave en todo el proceso de formación moral: la neutralidad o beligerancia del educador en los debates que encierran controversia de valor.
· La actitud del educador. Debe mostrarse comprometido y beligerante a favor de unos determinados valores o, por el contrario, es mejor que permanezca neutral y aséptico respecto a los temas que en su aula se discuten.

NEUTRALIDAD O BELIGERANCIA DEL EDUCADOR
· El docente no sólo puede sino que debe ser beligerante cuando la discusión encierra valores universales deseables. Es decir, en aquellos casos en que entran en juego valores tales como el respeto, la igualdad, la justicia, el diálogo, la solidaridad, la apertura a los demás o la democracia.
· La actitud del educador o educadora debería ser igualmente beligerante (en este caso de forma negativa) cuando la discusión se centra en contravalores; es decir, en –valores- que niegan los valores universalmente deseables.
· El educador debe de mantener una posición neutral cuando aquello que se discute no pone en juego valores que todas las personas podrían desear (justicia, libertad o solidaridad).

EL EDUCADOR COMO FACILITADOR DE DIÁLOGO
· El diálogo es uno de los elementos más significativos de la educación moral y cívica. Los alumnos y las alumnas desarrollarán su capacidad de expresión y de comprensión en la medida en que sientan la necesidad progresiva de escuchar a los demás, de entender lo que otros dicen, de ceder ante un argumento mejor, o de criticar aquello que no comparten. Los elementos que posiblemente ayudan a optimizar el nivel de participación y la calidad de una conversación es la existencia de un guión previo, así como la explicitación de los objetivos o finalidades de la conversación.
· Un elemento que puede ayudar a los educandos a practicar el diálogo y la conversación se refiere al tipo de preguntas que realiza el docente. Cuando éste formula con frecuencia interrogantes excesivamente cerrados cuya respuesta consiste en una afirmación o negación, está impidiendo a los alumnos y alumnas plantearse distintas alternativas y soluciones ante un mismo problema. Los maestros y maestras deben realizar preguntas encaminadas a facilitar el pensamiento, la argumentación y la construcción de hipótesis, motivando al alumnado a interesarse por el diálogo

ACTITUDES Y CUALIDADES PERSONALES DEL EDUCADOR
· Un primer elemento a destacar hace referencia a la aceptación cálida y positiva del educador respecto a todo aquello que percibe en el educando. Suelen incluirse aquí dos aspectos: la comprensión empática y el respeto positivo incondicional.
· Un segundo elemento es la autenticidad o congruencia del educador o educadora. Los alumnos distinguen con cierta facilidad cuándo las expresiones del adulto son sinceras y surgen de forma espontánea, y cuándo son fingidas. Si no fuera así bastaría con crear –buenos actores- para ejercer la función de maestros. Es por ello que desde el punto de vista de la educación moral y cívica cabe defender la figura de un educador con altos niveles de coherencia entre lo que siente y lo que expresa, entre lo que piensa y lo que comunica.
· El maestro para ser autentico no tiene la obligación de –descubrirse- ante sus alumnos, sino que basta con poner en juego de forma sincera y auténtica aquello que desea compartir con ellos y que siente como propio.
· El segundo aspecto insiste en la necesidad de reconocer al otro como individuo valioso independiente de su condición, conducta o sentimientos.

BIBLIOGRAFÍA
· Puig Rovira, Josep Ma. (1995), “Actitudes del educador en educación
moral”, en La educación moral en la enseñanza obligatoria, Barcelona, Institut de Ciéncies de I´ Educació, Universitat de Barcelona, Horsori (Cuadernos de educación, 17), pp. 251-262.

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